El equipo de fútbol americano de banderas femenino de Eagle Rock High School se desplaza como un conjunto tanto en el campo como fuera de él. En el terreno de juego, se apoyan entre sí en la banda, siguiendo la acción, con los lazos de sus cabellos ondeando al viento mientras se animan mutuamente. Fuera del campo, Miriam Ramírez, defensora de último año, menciona que el equipo se tratan como hermanas.
Ramírez — cariñosamente apodada “Sticky” por la forma en que las banderas parecen encontrarze firmemente en sus manos — mencionó que tiene experiencia en fútbol americano, ya que creció viendo el deporte y jugando en equipos mixtos. Sin embargo, Ramírez afirmó que encuentra algo especial en la conexión de este equipo, el primer equipo de fútbol americano femenino en la historia de la escuela.
“Nuestra principal prioridad es la comunicación en equipo. Durante los entrenamientos, cuando alguien está teniendo dificultades, todos nos acercamos y nos reunimos con esa persona, para que sepa que no está sola”, expresó Ramírez.
Compitiendo actualmente por ser el equipo mejor clasificado en Los Ángeles, el impacto del equipo es algo que las jugadoras sienten profundamente y toman en serio, según Zoe Lambino, corredora último año.
“Creo que al oficializar el fútbol de bandera, realmente hemos abierto un espacio para muchas chicas como nosotras para demostrar nuestro potencial y jugar con determinación”, expresó Lambino. “Es una sensación verdaderamete empoderadora, saber que hemos creado un espacio no solo para que las personas se destaquen, sino también para iniciar una conversación sobre el papel de las mujeres en el deporte”.
La entrenadora Julie Wilkins dijo que el equipo está luchando contra los estereotipos no solo sobre las atletas femeninas, sino también sobre las entrenadoras mujeres.
“Ha sido difícil tener dos entrenadoras mujeres en el fútbol americano, ya que es una profesión dominada por hombres”, dijo Wilkens.
Gladys Campos, tía de la jugadora Audrey Campos, se sentó en las gradas durante la noche de despedida de los estudiantes de último año del equipo el 5 de octubre. Para la celebración, el estadio se decoró con el distintivo color rosa del equipo, un escenario, una alfombra roja y cuerdas de terciopelo. Sosteniendo una gran imagen recortada de Audrey cuando era un bebé, Gladys Campos compartió que esta era la primera vez que asistía a un partido, pero se siente enormemente orgullosa de los logros del equipo hasta el momento.
“Realmente me complace ver cómo esta escuela está avanzando en cuanto a los deportes femeninos en general, y especialmente en el fútbol americano de bandera, que está en auge en este momento”, expresó Campos. “He observado la dedicación que han mostrado previamente, tanto en las redes sociales como en sus prácticas, y no podría sentirme más orgullosa”.
Luis Romero, padre de la jugadora Brooklyn Romero, solía entrenar a muchas de las miembros del equipo de baloncesto. Dijo que las jugadoras tienen un fuerte lazo, especialmente porque muchas de ellas han jugado juntas anteriormente.
“La mayoría de estas jóvenes provienen del baloncesto, y algunas se unieron desde el sóftbol, pero todas han jugado baloncesto de viaje juntas”, comentó Romero. “Así que desarrollar esa química entre ellas resultó ser algo bastante natural en realidad”.
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