Desde el 4 de febrero hasta el 6 de febrero, la lluvia cayó sobre el noreste de Los Ángeles; para el lunes, la lluvia en el centro de Los Ángeles representaba siete pulgadas, o el 49 por ciento del total de lluvia promedio para Los Ángeles durante todo el año. Según los comunicados de prensa del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles (LADWP), miles experimentaron cortes de energía debido a la lluvia.
La cafetería ROCK Coffee House en Townsend Ave vio una disminución en clientes, según la barista Isabel Montanez, quien trabajó mientras la tormenta empapaba Eagle Rock. También dijo que durante esos días, típicamente había cinco clientes por la mañana y diez en total.
“Nos ajustamos al clima lo mejor que pudimos, pero hubo algunas horas muertas debido a ello”, dijo Montanez.
Según Montanez, Rock Coffee House depende de sus clientes habituales y los días de semana suelen atraer a una multitud de estudiantes que van de prisa hacia o desde la escuela.
Después de la tormenta, Montañez notó que el ajetreo de la mañana y el almuerzo volvieron.
“Los negocios volvieron a la normalidad sin problemas”, expresó Montañez.
Montanez dijo que la lluvia fue un problema mayor el año pasado con su techo con goteras. Según ella, las reparaciones han mantenido el techo en pie frente al bombardeo de daños por lluvia en los muebles y pisos de la cafetería.
Del mismo modo, para la sucursal de Eagle Rock de la Biblioteca Pública de Los Ángeles, los días lluviosos fueron inesperadamente lentos, según la bibliotecaria Caitlin Quinn.
Además de proporcionar acceso a libros, la biblioteca funciona como un espacio público y refugio, el cual fue interrumpido por la lluvia.
“Hay niños que vienen regularmente después de la escuela, ya que aquí es donde sus padres los recogen”, dijo Quinn.
Según Quinn, algunos estudiantes continuaron llegando equipados con paraguas y ponchos en los días más lluviosos.
“Algunas personas sin hogar vienen a la biblioteca para mantenerse secas, mantenerse calientes, obtener agua potable o usar la estación de carga”, dijo Quinn.
Según Quinn, la implacable tormenta azotó la biblioteca a lo largo de la semana pasada, con una filtración dejando una mancha notable en el techo junto a la ventana. Cerca del fondo del salón principal, un pequeño bote de basura estaba colocado sobre un escritorio para recoger el agua de lluvia restante, dijo Quinn. Según Quinn, dos computadoras públicas estaban fuera de servicio debido a la exposición al agua, mientras que otro bibliotecario reveló que el agujero había estado allí durante meses.
“La infraestructura no está preparada para esto”, dijo Quinn.
Según Craig Cowie, propietario de la sucursal de Baller Hardware en York Blvd, los clientes compraron parches para techos, pistolas de calafateo, ponchos, arena, sacos de arena y lonas en preparación para la lluvia.
“Las lonas fueron nuestro artículo número uno que estábamos vendiendo antes de la tormenta”, dijo Cowie. “Fuimos competitivos con las grandes tiendas debido a nuestros precios”.
Según Cowie, lluvias como estas no eran la norma hasta el año pasado.
“Hubo simplemente una cantidad tremenda de lluvia [el año pasado]”, dijo Cowie.
Según Cowie, él y su esposa enfrentaron sus propias dificultades para desplazarse por Big Tujunga mientras el arroyo cercano rugía con el clima. Dijo que la tormenta mantuvo a los clientes alejados momentáneamente.
“Tras la tormenta, la gente volvía como de costumbre para hacer sus compras de reposición”, señaló Cowie.
Cowie dijo que aconseja a los residentes de Eagle Rock que estén preparados para el clima extremo actuando rápidamente.
“El agua es una fuerza poderosa”, dijo Cowie.
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